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El (largo) adiós a Alcohólicos Anónimos: Investigaciones y recursos

En mi anterior entrada, tras hablar de mi última reunión de AA, dije sencillamente: “Y desde entonces no he vuelto”.

Sin embargo, la toma de decisión no fue tan sencilla, en parte porque AA me había ayudado realmente en un principio y en parte porque temía que, como tanto me habían machacado, el dejar de asistir me condujese automáticamente a una recaída.

Después del fin de semana en que no pude acudir a causa de mi problema físico, encontré por fin un artículo académico en castellano que analizaba en profundidad el funcionamiento de AA, “La construcción del alcohólico en recuperación: Reflexiones a partir del estudio de una comunidad de Alcohólicos Anónimos en el norte de México”, de José Palacios Ramírez (Desacatos, núm. 29, enero-abril 2009, págs. 47-68), y que me dejó absolutamente aterrada. Aunque el autor no emite juicios de valor (al fin y al cabo, es Profesor de Antropología en una universidad católica), muchos de sus comentarios llevan a la conclusión ineludible de que AA constituye una secta en toda regla. (Más sobre esto en una próxima entrada.)

Ese mismo día, investigando en Google en inglés, encontré una página de incalculable valor, la de AA Agnostica (www.aaagnostica.org), en la que encontré críticas del AA tradicional, un enlace a un grupo secreto de Facebook (AA Beyond Belief)**, al que inmediatamente solicité unirme, bibliografía sobre AA desde la perspectiva laica o atea, y una lista de reuniones online a las que podía “asistir”, además de innumerables reuniones presenciales en EEUU, Reino Unido y otros países (lamentablemente, España no). (Más sobre la bibliografía en una próxima entrada.)

Cuando me aceptaron en el grupo de Facebook, conté mi historia y recibí muchísimo apoyo y numerosos comentarios sobre experiencias similares a la mía. Sentí una inmensa alegría y un inmenso alivio: ¡¡No estaba sola en mi doble lucha contra el alcohol y el proselitismo de AA!!

Aun así, había decidido asistir a una reunión el día siguiente: hacía una semana que no iba y el temor supersticioso a una recaída me inducía a hacerlo. Al mediodía les escribí sendos Whatsapp a las dos personas a las que unos días antes les había pedido que me pusiesen en contacto con algún/a miembr@ ate@: la compañera de aquí que me había acompañado el primer día y mi amigo de fuera. Ningun@ de l@s dos supo/quiso ayudarme: dizque no conocían a nadie... Algo bastante difícil de creer: si yo, en sólo dos meses y medio, supe de dos ate@s (incluida yo) en un solo grupo, ¿cómo no iban ell@s a conocer a much@s más, habiendo trabajado durante años con numerosos grupos de sus respectivas áreas? Posteriormente concluiría que esta reticencia podía deberse en parte al temor a que yo pretendiese crear un grupo laico, algo que entonces no se me había ocurrido pero que ahora me encantaría hacer. Mi propósito al contarles que había encontrado un grupo laico en Internet y que podría seguir asistiendo a las reuniones gracias a este nuevo apoyo virtual era doble: 1) Una muestra de agradecimiento, puesto que amb@s me habían ayudado desinteresadamente en algún momento; y 2) Una declaración de intenciones: “Mi ateísmo es firme y l@s fanátic@s ‘No pasarán’”. Pero sus respuestas me perturbaron profundamente. La primera me dijo que se alegraba de mi decisión y que esa tarde asistiría a la reunión de mi local... cuando ella pertenecía a otro y sólo había ido allí dos veces, ambas acompañando a alguien. ¿Tendría “planes” para mí, me pregunté? Por su parte, el segundo me repitió que él había seguido siendo ateo durante once meses y ahora creía en una “inteligencia universal”, no en el catolicismo, lo cual interpreté como un intento sutil de convencerme de la necesidad de una “conversión”. Dudé entonces seriamente acerca de la conveniencia de ir a la reunión y de hecho, cuando me disponía a vestirme para salir, noté de nuevo la molestia física de la semana anterior, un claro aviso de mi cuerpo de que no debía hacerlo. Y no lo hice.

Aun así, el temor supersticioso persistía. Investigué más en Internet y encontré referencias a un estudio realizado en 2001-2002 por el Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo (NIAAA, por sus siglas en inglés) del gobierno estadounidense, que concluye que el 75% de l@s alcohólic@s se recupera sin recibir ningún tratamiento específico ni acudir a reuniones de AA. También encontré una página, The Orange Papers (www.orange-papers.info/), con infinidad de documentos criticando los mecanismos sectarios de AA. (Más sobre esto en una próxima entrada.) Todo ello me animó enormemente en la decisión de seguir adelante sin AA.

Cuatro días después, sin embargo, me desperté con cierta añoranza de las reuniones, sobre todo de las pre-reuniones de los domingos, que al principio disfrutaba. Decidí, no sin cierto vago temor, que iría temprano para charlar con quienes estuvieran allí, especialmente el compañero ateo, y luego, dependiendo de quién más asistiese, me quedaría o no a la reunión. Me vestí, salí y... Nada más coger el coche, empezó inesperadamente a llover, lo que dificultaba llegar hasta el centro de reunión. Lo vi como una “señal divina” (léase con ironía) de que nunca más debería asistir y volví a casa sintiéndome por fin liberada de esa (autoimpuesta) obligación.

Aun así, pasé diez días más atascada en una profunda rabia y decepción por el trato recibido, sobre todo la manipulación retorcida de El Padrino. Después de un día en que prácticamente no hice nada más que ver series, como en la última época de mi alcoholismo, decidí por fin contarles la historia a tres amig@s, una de fuera y dos de aquí, algo que no había hecho hasta entonces porque sentía cierta “vergüenza” por haberme dejado manipular, aunque sólo fuera fugazmente. Gracias a ello, salí por fin del rincón de la rabia y la vergüenza, y mi estado de ánimo mejoró.

Seguí participando activamente, con comentarios y exponiendo mis propias inquietudes y dudas, en el grupo de Facebook, y me uní a dos grupos secretos más, AA Atheists and Agnostics (AAAA) y Secular AA Coffeeshop. Encontré también, gracias a ellos, la página de un programa de recuperación completamente desligado de AA, SMART Recovery (www.smartrecovery.org/), cuyas siglas significan “Entrenamiento para la Autogestión y la Recuperación”, que contiene abundante material para trabajar el proceso mediante herramientas de psicología cognitiva. Y, a través de un amigo psicólogo de aquí, descubrí un programa gestionado por una ONG que ofrece gratuitamente terapia individual y de grupo, y concerté una cita con la asistenta social para diez días después.

Finalmente, dos semanas después de mi último “intento” de ir a AA, “asistí” a una reunión online de Secular AA que resultó muy gratificante. Pude por fin interactuar cara a cara (aunque por pantalla interpuesta) con personas de distintos lugares del mundo que habían tenido experiencias similares a la mía en AA y que tampoco disponen de reuniones laicas o ateas en su lugar de residencia. En algún momento el moderador dijo que esperaba que este movimiento creciera, para poder dedicar las reuniones a hablar del alcoholismo propiamente y no de AA y sus dioses y poderes superiores. Lo cual no deja de ser una triste ironía: al igual que en el AA oficial, parecía que aquí también se hablaba sobre todo de religión, aunque desde la perspectiva opuesta, sencillamente porque los intentos de lavado de cerebro del primero nos habían dejado profundamente magullad@s... Y, mientras escribo esto, pienso en la enorme cantidad de energía psicológica e intelectual que he malgastado – y sigo malgastando – en todo este “rollo” religioso (confrontarlo, primero; asimilarlo, después; publicarlo ahora) en lugar de invertirla en mi proceso de recuperación.

**Dos días antes, yo había creado mi propio grupo en Facebook, Alcohólicos/as Ateos/as (con duplicación y no con arroba para facilitar las búsquedas en Internet), con un único miembro... falso (un amigo no-alcohólico que se unió para que yo pudiera crearlo). Poco después se unió otra persona de uno de los grupos en inglés, pero no ha crecido más porque, al ser un grupo “público”, no está garantizado el anonimato (salvo bajo seudónimo); sin embargo, mientras no haya más miembr@s, no puedo convertirlo en “secreto”, ya que entonces las personas interesadas no tendrían modo de conocer su existencia.

2 comentarios:

  1. Esas energias que has puesto con tanto animo y entusiamo te daran un resultado sabroso y dulce. Uno de los problemas que me afecto en mis inicios fue "el resentimiento". Aunque en mi caso no fue hacia los dioseros. Era un odio profundo hacia mis padres y era de forma inconciente. Y lo miraba proyectaba con gentes que tenian comportamientos similares a mis padres. Tube mucha fortuna en haberlos superado y sobre todo comprendido. Me dedique mucho al comienzo a la lectura del libro viviendo sobrios seguido de libro azul, la historia de AA. Resultado de esto me enamore de AA (no de sus miembros ni la parte religiosa). Soy un puro y duro. AA funciona sin pasos. Pero te podría utilizarlos para hacer una descripcion a alguien que deseara aplicarlos. Aunque sabia de AAGnostica desde 2013 lo miraba solo con nostalgia porque no podia leer el ingles. A finales de diciembre de este año que paso, fue mi descubrimiento y pude leer y comunicarme desde entonces leo muchísimo y me siento que mi motivación tuvo un cambio. Allí se aprende mucho y estoy seguro que se puede recuperar de una forma sana. Me he dado cuenta de muchas criticas(en la red internet) a AA algunas son buenas y otras talvez un poco exageradas. Para mi AA es fraternidad, compasión, comprensión y sobre todo un lugar donde se salva uno la vida y uno puede ayudarle a otra persona a hacer lo mismo.

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  2. Sí, el resentimiento parece ser una sensación muy extendida entre nosotr@s... Pero yo creo que no siempre es una causa del alcoholismo, sino a menudo una consecuencia... Supongo que antes de convertirme en alcohólica tenía resentimientos varios, pero no me dominaban... Mientras que en mi época de alcohólica activa los rumiaba y rumiaba hasta la extenuación... Y aún me quedan restos de eso... Y se nota en estas entradas sobre AA... Estoy "resentida" porque me **engañaron**... Me "prometieron" ayuda y de hecho me la ofrecieron al principio (y seguro que algun@s de sus miembr@s seguirían haciéndolo)... Pero para mí el precio era demasiado alto: renunciar a todas mis convicciones... Y me duele y me da rabia, pero no me arrepiento... Y ahora mi propósito es continuar divulgando este tipo de recursos en español para que nadie en mi situación se quede completamente "tirad@" (aunque veo que tú encontraste un modo de acceder al material en inglés)... Me alegro también de que hayas entendido tus "detonantes"... Yo empiezo a entender los míos... Pero es un trabajo arduo y lento.

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